



Formación temprana

"Los patrones de la música y de todas las artes son las claves del aprendizaje" (Platón)
El aprendizaje y la práctica instrumental evidencian logros y generan sentimientos de satisfacción que se traducen en mejor estado de ánimo y mayor autoestima para los niños.
La educación músico-instrumental desde la infancia incide en la formación física y motora de los niños, proporcionándoles un mejor sentido del equilibrio, lateralidad y motricidad.
Además, el desarrollo del oído se transfiere al resto de su formación intelectual. Los niños y niñas que trabajan y desarrollan el oído, tienen mayor capacidad de concentración y de escucha por lo que captan mejor los mensajes en el día a día.
Acercarse a la música desde bebés, estimula nuestra inteligencia emocional y nuestras capacidades.
Entre los 3 y 4 años de edad, las niñas y niños ya han desarrollado un equilibrio corporal y muestran mayor capacidad de aprendizaje. Son receptivos y alegres por lo que reciben los estímulos de manera natural, marcando su propio ritmo al cual debemos adaptarnos.
¡Y seguimos dejando pistas!